viernes, 4 de diciembre de 2015

A las puertas de la gloria

Sabor a cofradía antigua. Es lo que nos llega desde el Convento del Santo Angel, con el maravilloso Señor de Montañés y en un futuro la bella dolorosa de la Salud. Cita ineludible. Cita con la Sevilla eterna.

Sevilla Éste, se prepara para vivir uno de los momentos mas emotivos de su corta historia. Será la primera salida procesional del Señor de la Humildad, devota imagen conocida como el "Señor de la Espiga", por las calles de éste extenso y lejano barrio sevillano. El próximo escalón: Ser hermandad y procesionar con nazarenos. 

Los barrios periféricos siguen demostrando que también son Sevilla. Desde el lejano barrio de San Diego, se unen a la jornada, dos bellas imágenes del siempre recordado, Dubé de Luque. Afligidos y la siempre bella, Reina de las Maravillas.

Desde el lejano barrio de San Jerónimo, anhelan llegar a ser hermandad de penitencia. Mientras tanto, procesionarán en la tarde del Sábado de Pasión con su bendita Madre del Rosario y su Hijo, el Nazareno caído del Amor en su más infinita Misericordia.


En Ciudad Jardín nos encontraremos con la rosa más bella y perfumada del barrio. La dolorosa del Rosario va llorando entre vaivenes costaleros, detrás del hijo que tras cruzar el Puente del Cedrón deja atrás parte de los años más felices junto a su amada madre.


Y el Sábado de Pasión será una fiesta, para recibir a su Madre de los Dolores, aquella que lleva más de cincuenta años consolando a todos sus hijos y vecinos de su querido barrio. Ante Ella, su Hijo de la Caridad, que bendecirá a Sevilla bajo la pesada carga del madero.


Palmete de Gracia salerosa y Clemencia humilde, que son santo y seña para las gentes del barrio.


Parque Alcosa revive la Pasión de Jesucristo, colmando a su Jesús de amor. Mientras, Ella va rezando. Va desgranando las cuentas de su rosario, como si cada una de ellas fueran las horas que quedan para abrazar a su barrio.


Que se recuerde que Bellavista está sin su Misericordia. Porque lo único claro es que un Hombre se está muriendo de dolor y pena. Pero no por cargar con su cruz, sino por la soledad y el hacinamiento entre las paredes de un templo.


Esta hermandad nos enseña que la sencillez no está reñida con la grandeza. Humana, la de sus cofrades. Y divina, la de sus titulares. La Virgen de los Dolores es bálsamo, pañuelo, caricia y consuelo del más desfavorecido.


Sergio Marchal.